martes, 20 de abril de 2010

23 de Abril: es momento de recordar a Ogúm.


Ogunhé…
“Porque tu amor y yo somos Uno,
por siempre y para siempre”.

Plegaria hindú.


Un caballo galopa, más allá el viento arisco.
El tambor de la guerra corta el cielo al azar.
Y hay un ángel llorando su perdido destino,
dividir nuestra vida… aquí el bien, aquí el mal.

Noble audaz caballero del ensueño dormido,
estandarte quimérico, porte ecuestre feudal.
El campo de batalla es sahumerio encendido,
para vencer la lucha necesitas el trino
que es salvaje heroísmo ante el viento triunfal.

Ogunhé
[1]… ¡a la carga! Guerra y vicio mezclados,
el dolor de una herida que comienza a sangrar.
Para estar con tu raza, defender tus hermanos,
fue tu cómplice amigo ese mar solitario
que revive en las nubes del oscuro sertão.

Ogunhé… es otra lanza que se hunde en tu pecho.
Declinada tu espada sobre el suelo mortal.
Casi cierras tus ojos al preciso desvelo
y tal vez, cual mensaje que te llega del cielo
se oye un himno en la dulce armonía otoñal;
son los labios que encantan todo un cuerpo guerrero,
la promesa cumplida del amor duradero
en el pacto secreto que te une a Iansá
[2].

Hace falta en la vida tu puñal, tu herramienta,
el coraje ostentado que te hizo orisha.
Un corcel atraviesa las barreras de hielo
y conduce glorioso las milicias del cielo.
Ogunhé… ya no hay guerra. Es la paz de Oshalá
[3].

Autor: José Antonio Roma. Del poemario Con Dios adentro.

Referencias:


[1] Ogunhé: grito de guerra pronunciado por el orisha Ogúm, equivalente a la frase “a la carga…”.
[2] Iansá u Oyá: orisha guerrera, protagonizó junto a Ogúm la más hermosa historia de amor que se conozca en la religión yoruba.
[3] Oshalá: Dios vivo, emblema de la paz universal, sincretizado en Umbanda con la imagen de Jesús Misericordioso.