lunes, 26 de abril de 2010

El origen de la palabra "Umbanda"

Según varios estudiosos de la teología afrobrasileña, el origen de la palabra Umbanda estaría en el sustantivo femenino de segundo género (Banda) del dialecto bantú, que quiere decir lugar o ciudad. El vocablo “Umbanda” nacería entonces de una deformación verbal –producida ya en tierras brasileñas luego del ingreso de los bantúes a ese país- porque el sentido real de “Banda” es: todos venidos de diversos lugares.

De la fusión entre el dialecto bantú y el portugués hablado en Brasil, habría surgido el término “Umbanda” como la unión de dos palabras distintas; por un lado “Um” (uno en portugués) y por el otro “Banda”, lo que dentro del lenguaje actualmente utilizado en el país hermano, sugiere una reunión de personas diferentes, venidas de distintos sitios.

Pero otra versión, a nuestro juicio más confiable, afirma que a pesar de lo que algunos creen, el término Umbanda no fue traído de África por los esclavos ni se originó por una fusión entre vocablos portugueses y bantúes, sino que es una palabra sagrada de la lengua abanheenga, que era hablada por los integrantes del tronco Tupí. Esta es la postura sostenida por la Orden Iniciática del Crucero Divino (Ordem Iniciática do Cruzeiro Divino), un templo de alta iniciación de Umbanda, fundado en Brasil el 28 de julio de 1970 por el médium F. Rivas Neto (Mestre Arapiaga), un Maestro de Iniciación del 7mo. Grado.

El término Umbanda, considerado por muchos la “Palabra Perdida” de Agartha, habría sido revelado por integrantes de la Cofradía de los Espíritus Ancestrales, seres que ya no reencarnan más en la Tierra por haber completado su ciclo y alcanzado un alto grado de evolución. Pero estos espíritus han obtenido una licencia especial del Señor del Karma y, en una misión de amor destinada a cooperar con la evolución de nuestro planeta, vuelven a descender en los templos umbandistas para acercarnos la luz del conocimiento en nombre de Oxalá, utilizando los canales mediúmnicos de los iniciados, previamente consagrados y comprometidos en servir de vehículos para su manifestación.

Tres radicales componen el vocablo Umbanda (AUM – BHAN – DAN), los que pueden traducirse como “el conjunto de leyes divinas” ya que encierran en sí mismos los principios generadores del Universo y dan origen a los cuatro pilares del conocimiento: ciencia, filosofía, arte y religión.

Esta traducción está basada en el antiguo alfabeto Vatán, también llamado adámico (que fue revelado a Occidente a través del libro “El Arqueómetro” de Saint Yves, marqués de Alveydre publicado en 1903), que en definitiva es una forma limitada del Irdin, el lenguaje universal utilizado por los habitantes de las estrellas y los seres intraterrenos actuales, tal como lo describe el filósofo Trigueirinho Neto en sus obras. Recordemos que el marqués de Alveydre fue quien enumeró rigurosamente las medidas y versículos de la arquitectura bíblica del Arca de Noé, del Tabernáculo y de los Templos de Salomón y Ezequiel, que él identifica, a través del arqueómetro, una herramienta que propone tanto para la arquitectura como para la música, y que está basado en los antiguos conceptos platónicos de la armonía universal. En la actualidad, el arqueómetro es utilizado comúnmente por los sanadores que trabajan con los arquetipos.

Podemos representar gráficamente los tres radicales de la siguiente manera:



Aum: también puede encontrarse como Ohm en varios textos, significa “Divinidad Suprema” (onomatopéyicamente se pronuncia “om”) siendo la más sagrada de las sílabas del Hinduismo, simbolizando el Brahma infinito (Dios) y el universo entero. Esta sílaba es considerada el mantra primordial (pranava mantra), origen y principio de la mayoría de los mantras, palabras o sonidos divinos y poderosos, y en la tradición védica –donde apareció por primera vez- se acepta que es la única sílaba eterna, es decir, que contiene en sus entrañas el pasado, presente y futuro de la humanidad. Los Upanishads (libros sagrados del Hinduismo, escritos en sánscrito) dicen que absolutamente todo, lo que existe y lo que aún no, puede ser controlado con esta sílaba, ya que es la forma sonora del Atman (alma). Se cree que su eficacia psicoterapéutica es ilimitada, que produce efectos de liberación, perdón y sanación. Por eso es utilizada diariamente –desde siempre- en la meditación, en los ejercicios prácticos de yoga y en otras técnicas orientales de superación personal. Luego de la aparición del libro “El proyecto Atman” de Ken Wilber, la práctica de la meditación (tanto la concentrativa o Shamata, la fija o Vipassana, la de reposo o Trascendental y la del despertar de la conciencia o Zazen) basada en la repetición mántrica del sonido “om” llegó a América con mayor fuerza (ya se la conocía desde mucho tiempo atrás) y se transformó en un arte indispensable para los seguidores del movimiento transpersonal, un camino que unifica las psicologías de Oriente y Occidente.



Bhan: la etimología de esta palabra nos remite inicialmente a una acepción proto-indo-europea (bhan) que significa “camino”, que reaparece entre los eslavos con el significado de “señor, amo, soberano”, quizás emparentada con el término persa (ban) que significa “príncipe, jefe, gobernador”, o con el sánscrito, que querría decir “guarda, protege”. Otros creen que la palabra se origina en la Sarmatia (un pueblo al que Heródoto ubica en el S. V antes de Cristo) y que se usaba para denotar lo que bajaba o descendía del cielo (bajan), y tiene mucha similitud con la palabra (khan) turco-mongola. Como se puede notar, es un término que aparece en varias civilizaciones antiguas y que también continúa usándose en esta época. Los practicantes de yoga como los de yug-do saben que una bhanda (del sánscrito bhan, protección) es una cerradura que guarda o protege el cuerpo. Un conjunto o sistema de contracciones musculares que repercuten en todo el organismo humano, afectando los niveles orgánicos, energético y mental. Su acción influye directamente en los músculos, nervios, vasos sanguíneos, órganos, glándulas, nadis y chakras. Las bhandas dirigen el flujo de energía psíquica (prana) hacia los principales centros de energía que se relacionan con el despertar de la energía Kundalini. También en el lenguaje adámico significa “conjunto o sistema” y puede ser representado con el símbolo arriba diseñado.



Dan: también suele encontrarse en algunos textos como “dam” o “dham” y etimológicamente proviene de la raíz sánscrita (dhan o dhana) que significa “riqueza” o “el que crea riqueza”. Según otras significaciones –fundamentalmente la terminología que utilizan los juristas y hombres de leyes y la explica muy bien el Prof. Daniel Herrera, titular de la cátedra “Filosofía del Derecho” de la Pontificia Universidad Católica Argentina- es una reacción irracional que surge al utilizar la jurisprudencia de los sentimientos. Una manera de proceder inmediata, de actuar sin pensar, motivados por los afectos. En el lenguaje adámico también se interpreta como “regla o ley” y la expresión gráfica que mejor se le asemeja es la que ha sido diseñada más arriba.

Ahora bien, la unión de estos tres principios radicales o AUMBHANDAN significaría entonces, “el conjunto de las leyes divinas” y el símbolo que mejor representaría esta alianza es exactamente el mismo que identifica al Consejo Nacional de Umbanda de Brasil y que está siendo sometido a votación por dicho organismo para conformar el eje central de la “Bandera” que represente a nuestro movimiento religioso:



Es por ello que decimos que AUMBHANDAN es el conjunto de leyes divinas, o –en palabras del Mestre Arapiaga- la protosíntesis cósmica que encierra en sí los misterios que originaron el Universo: la Sabiduría y el Amor divinos. Esta energía llega al ser humano, lo inunda, lo trasciende y así da origen a los cuatro pilares del conocimiento (los cuatro cuadrantes, en términos de Wilber): ciencia, filosofía, arte y religión.

Es el patrimonio de los seres espirituales de altísima evolución a los que referíamos en el inicio de este capítulo, que son quienes gobiernan nuestro planeta. Pero también es patrimonio de todos los seres humanos, encarnados y desencarnados, sin distinción de ideologías o razas. Todos quienes habitamos alguna vez (o lo haremos) en la Tierra somos herederos directos de este Conocimiento-Uno. Conocimiento que en la antigüedad se otorgaba de manera directa y completa, pero que a lo largo de los siglos se fue fragmentando hasta llegar a nuestros días dividido en cuatro partes.

Y el proceso conocido en la actualidad como “despertar de la conciencia” no es otra cosa que la re-unión o re-ligare con este Saber Único. La necesidad de volver a adquirir el conocimiento cósmico que tiene el hombre de nuestros días, pero que para lograrlo tendrá que poseer algunos requisitos indispensables, que son preconizados por varias filosofías espiritualistas y varias doctrinas religiosas. Comprender el significado de este patrimonio no es tarea fácil para algunos, pero todos –sin excepción- algún día desandaremos esa senda y seremos capaces de integrar las filas del AUMBHANDAN y participar en la marcha evolutiva del planeta en que vivimos.

El proceso de ampliación de la conciencia, que nos conduce al “despertar” es lo que denominamos “iniciación” o proceso iniciático. En esta etapa, el aspirante –mediante ciertos ritos especiales- busca el inicio de las manantiales de nuestro Universo partiendo del conocimiento de sí mismo, de la integración con su Self y de la revelación mágica –que se produce en ese momento en su conciencia- del funcionamiento de las Leyes que rigen el macrocosmos.

Ya tenemos una somera idea de lo que significa la palabra Umbanda (abreviatura o ¿deformación? del término AUMBHANDAN). Entonces se nos hace obligatoria una nueva ilustración que nos permita comprender las diferencias existentes entre el axioma que describimos como AUMBHANDAN y la práctica que se realiza actualmente en los terreiros. Porque una cosa es AUMBHANDAN y otra el Movimiento Umbandista. Pero ése es un buen tema para tratar en un artículo próximo.

martes, 20 de abril de 2010

23 de Abril: es momento de recordar a Ogúm.


Ogunhé…
“Porque tu amor y yo somos Uno,
por siempre y para siempre”.

Plegaria hindú.


Un caballo galopa, más allá el viento arisco.
El tambor de la guerra corta el cielo al azar.
Y hay un ángel llorando su perdido destino,
dividir nuestra vida… aquí el bien, aquí el mal.

Noble audaz caballero del ensueño dormido,
estandarte quimérico, porte ecuestre feudal.
El campo de batalla es sahumerio encendido,
para vencer la lucha necesitas el trino
que es salvaje heroísmo ante el viento triunfal.

Ogunhé
[1]… ¡a la carga! Guerra y vicio mezclados,
el dolor de una herida que comienza a sangrar.
Para estar con tu raza, defender tus hermanos,
fue tu cómplice amigo ese mar solitario
que revive en las nubes del oscuro sertão.

Ogunhé… es otra lanza que se hunde en tu pecho.
Declinada tu espada sobre el suelo mortal.
Casi cierras tus ojos al preciso desvelo
y tal vez, cual mensaje que te llega del cielo
se oye un himno en la dulce armonía otoñal;
son los labios que encantan todo un cuerpo guerrero,
la promesa cumplida del amor duradero
en el pacto secreto que te une a Iansá
[2].

Hace falta en la vida tu puñal, tu herramienta,
el coraje ostentado que te hizo orisha.
Un corcel atraviesa las barreras de hielo
y conduce glorioso las milicias del cielo.
Ogunhé… ya no hay guerra. Es la paz de Oshalá
[3].

Autor: José Antonio Roma. Del poemario Con Dios adentro.

Referencias:


[1] Ogunhé: grito de guerra pronunciado por el orisha Ogúm, equivalente a la frase “a la carga…”.
[2] Iansá u Oyá: orisha guerrera, protagonizó junto a Ogúm la más hermosa historia de amor que se conozca en la religión yoruba.
[3] Oshalá: Dios vivo, emblema de la paz universal, sincretizado en Umbanda con la imagen de Jesús Misericordioso.

Abril de 2010: 118 años del nacimiento de Zélio de Moraes




Estimados amigos:

El 10 de Abril de 1892 (hace 118 años) nacía Zélio de Moraes en el distrito de Neves, municipio de São Gonçalo, en Río de Janeiro, y rememorando esta fecha nuestra Escuela de Umbanda del Mercosur los invita a sumarse al aula este mes de Abril.

Debemos seguir construyendo, entre todos, el camino que nos marcara Zélio Fernandino de Moraes. Debemos seguir aprendiendo. Umbanda es un camino de eterno estudio y no estamos errados en ello. Nos lo confirman a diario decenas de profesionales, amas de casa, obreros, practicantes y no practicantes, así como sacerdotes de nuestra religión que siguen siendo alumnos, porque siempre hay algo nuevo que saber. Por ello nuestros cursos están siempre actualizándose.
Pues bien, para aquellos que decidan inscribirse este mes de Abril tenemos un obsequio: junto con el envío del Primer Módulo recibirán un cd (formato digital, vía correo electrónico) de "Pontos Cantados de Umbanda".
Es nuestro obsequio para los nuevos alumnos. Sabemos que les será de enorme utilidad.

Esperamos sumarlos a nuestra familia educativa.

Saludos cordiales:


Pai Zé d'Exu
Director